El constructor fue el residente francés D. Pierre Durandeau, quien lo construyó en terrenos bajos y anegadizos.
El constructor plantó millares de eucaliptos y creó un amplio lago que albergaba numerosas aves acuáticas, y trazó hermosas avenidas, creando un espacio natural y agradable.
Fue vendido al municipio capitalino en 1929 por su hijo, José P. Durandeau, en condiciones que permitieron conservar un precioso bien privado para librarlo al uso público.
Se celebran eventos como la fiesta de 10 años de Asociación Uruguaya de Ultramaraton, lo que demuestra que es un lugar ideal para la celebración de eventos y actividades al aire libre.
El ambiente es natural y agradable, con un lago que alberga aves acuáticas y hermosas avenidas, lo que lo hace un lugar ideal para relajarse y disfrutar del aire libre.